lunes, 11 de febrero de 2013

Resumen del texto "Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis" de Sigmund Freud



ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE LO INCONSCIENTE EN EL PSICOANÁLISIS, SIGMUND FREUD

Por Lic Moyano Agustín Danilo

Llamaremos consciente a la representación que se halla presente en nuestra consciencia y es objeto de nuestra autopercepción. Una representación inconsciente será entonces una representación que no percibimos, pero cuya existencia estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas de otro orden. A ésta concepción descriptiva se agrega una concepción dinámica según la cual la representación es al mismo tiempo eficaz e inconsciente como  lo prueban las conclusiones extraídas de la experiencia con hipnosis. Estábamos acostumbrados a pensar que la idea latente lo era a consecuencia de su debilidad y se hacía consciente en cuanto  adquiría fuerza. Más ahora hemos llegado a la convicción de que existen ciertas ideas latentes que no penetran en la consciencia por fuertes que sean. Así, pues, denominaremos preconscientes a las ideas latentes del primer grupo y reservaremos el calificativo de inconscientes (en su sentido propio) para las del segundo, que son las que hemos observado en las neurosis. Por lo tanto la expresión “inconsciente” no designa sólo ideas latentes en general, sino especialmente las que presentan un determinado carácter dinámico: esto es, aquellas que, a pesar de su intensidad y eficacia, se mantienen lejos de la conciencia. La idea incosnciente es excluida de la consciencia por fuerzas vivas que se oponen a su recepción, no oponiendo, en cambio, obstáculo ninguno a las ideas preconscientes. El psicoanálisis demuestra que la repulsa de las ideas inconscientes es provocada exclusivamente por las tendencias encarnadas en su contenido.
Lo inconsciente es una fase regular e inevitable de los proceso que cimentan nuestra actividad psíquica; todo acto psíquico comienza por ser inconsciente, y puede continuar siéndolo o progresar hasta la consciencia, desarrollándose según tropiece o no con una resistencia. La diferenciación de actividad preconsciente y actividad consciente no es primaria, sino que se establece después de haber entrado en juego la defensa.
Un producto psíquico característico del inconsciente son los sueños. Un caso típico de formación onírica puede ser descrito del modo siguiente: la actividad anímica diurna ha despertado una serie de pensamientos que han conservado algo de su eficacia, escapando así a la general anulación del interés que trae consigo el reposo y constituye la preparación espiritual del dormir. Esta serie de pensamientos consigue durante la noche ponerse en conexión con uno de los deseos inconscientes que desde la infancia del sujeto se hallan siempre presentes en su vida anímica, aunque por lo regular reprimidos y excluidos de la existencia consciente. Por medio de la energía que les presta éste apoyo inconsciente recobran su eficacia los pensamientos residuales de la actividad diurna y quedan capacitados para surgir en la conciencia bajo la forma de un sueño. Así, pues, han sucedido tres cosas: 1) Los pensamientos han experimentado una modificación, un disfraz y una deformación, que representan la participación de su aliado inconsciente. 2) Han conseguido ocupar la consciencia en una ocasión en la que la misma no debía haberles sido accesible. 3) Un fragmento de inconsciente ha logrado emerger en la conciencia, resultado que le hubiera sido imposible conseguir en toda otra circunstancia.
Al sistema que se nos meustra caracterizado por el hecho de ser inconsciente todos y cada uno de los procesos que lo constituyen, lo designamos con el nombre de “lo inconsciente”. Este es el tercero y más importante sentido que ha adquirido en el psicoanálisis la expresión “inconsciente”.

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, 1987, Cap LXV.

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