jueves, 14 de febrero de 2013

Resumen del texto "Tipología del enfrentamiento a los problemas de la vida" de Alfred Adler



TIPOLOGIA DEL ENFRENTAMIENTO A LOS PROBLEMAS DE LA VIDA, ALFRED ADLER
Por Lic. Moyano Agustín Danilo

Solamente con fines pedagógicos se designan aquí cuatro tipos diferentes con el fin de clasificar de manera temporal la actitud y la conducta de los individuos hacia los problemas externos:

a) Individuos cuya aproximación a la realidad denota una actitud más o  menos dominante, o “gobernante”, desde la primera niñez a través de todas sus vidas. Esta actitud se manifiesta en todas sus relaciones humanas.
b) Individuos que esperan todo de los demás y se apoyan en ellos. Podemos llamarlo tipo “receptivo”, suele ser el más frecuente.
c) Individuos que se sienten afortunados evitando la solución de los problemas en lugar de luchar con un problema, trata simplemente de “hacerse a un lado”, en un esfuerzo por evitar la derrota.
d) Individuos que pugnan por una solución de estos problemas de un modo que es útil para los demás.
Los primeros tres tipos (gobernante, receptivo y elusivo) no son aptos y no están preparados para resolver los problemas de la vida. Estos problemas son siempre problemas sociales. A estos tres tipos les falta la capacidad para la cooperación y para la contribución. El encuentro entre un estilo de vida tal (falta de interés social) y los problemas externos (demanda de interés social) tiene por resultado un choque. Este choque conduce a las fallas del individuo – que conocemos como neurosis, psicosis,etc-.
En el cuarto tipo (el tipo socialmente útil), preparado para la cooperación y la contribución, siempre podemos encontrar una determinada cantidad de actividad que se utiliza para el beneficio de los demás. Esta actividad es acorde con las necesidades de los demás; es útil, normal, correctamente enclavada en al corriente de evolución de la humanidad.
El primer tipo también tiene actividad pero no tiene interés social suficiente. Por lo tanto supera los obstáculos pero de manera no social volviéndose por ejemplo delincuentes, tiranos, sadistas, etc. A éste tipo pertenecen también los suicidad, drogadictos y alcohólicos cuyo menor grado de actividad los induce a atacar a los demás indirectamente: se atacan a sí mismos con el fin de lastimar a los demás.
Los tipos segundo y tercero manifiestan aún menos actividad, y no mucho interés social. Esta carencia aparece también en la expresión de los resultados de su choque, que son las neurosis y psicosis.
Los principios para agrupar a los individuos en estos cuatro tipos son: 1) el grado de su aproximación a la integración social. 2) la forma de movimiento que desarrollan (con mayor o menor actividad) para mantener ese grado de aproximación de una manera que consideran como la más apropiada para alcanzar el éxito (en su propia interpretación).
Pero es el matiz individual de interpretación lo que importa al final. La Psicología Individual intenta fundamentalmente delinear la forma individual de la actividad creadora, que es el estilo de vida.


Bibliografía:
Alfred Adler, Superioridad e interés social, Fondo de Cultura Económica, México, 1968, Cap 6

lunes, 11 de febrero de 2013

Resumen del texto "Algunas observaciones sobre el concepto de lo inconsciente en el psicoanálisis" de Sigmund Freud



ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE LO INCONSCIENTE EN EL PSICOANÁLISIS, SIGMUND FREUD

Por Lic Moyano Agustín Danilo

Llamaremos consciente a la representación que se halla presente en nuestra consciencia y es objeto de nuestra autopercepción. Una representación inconsciente será entonces una representación que no percibimos, pero cuya existencia estamos, sin embargo, prontos a afirmar, basándonos en indicios y pruebas de otro orden. A ésta concepción descriptiva se agrega una concepción dinámica según la cual la representación es al mismo tiempo eficaz e inconsciente como  lo prueban las conclusiones extraídas de la experiencia con hipnosis. Estábamos acostumbrados a pensar que la idea latente lo era a consecuencia de su debilidad y se hacía consciente en cuanto  adquiría fuerza. Más ahora hemos llegado a la convicción de que existen ciertas ideas latentes que no penetran en la consciencia por fuertes que sean. Así, pues, denominaremos preconscientes a las ideas latentes del primer grupo y reservaremos el calificativo de inconscientes (en su sentido propio) para las del segundo, que son las que hemos observado en las neurosis. Por lo tanto la expresión “inconsciente” no designa sólo ideas latentes en general, sino especialmente las que presentan un determinado carácter dinámico: esto es, aquellas que, a pesar de su intensidad y eficacia, se mantienen lejos de la conciencia. La idea incosnciente es excluida de la consciencia por fuerzas vivas que se oponen a su recepción, no oponiendo, en cambio, obstáculo ninguno a las ideas preconscientes. El psicoanálisis demuestra que la repulsa de las ideas inconscientes es provocada exclusivamente por las tendencias encarnadas en su contenido.
Lo inconsciente es una fase regular e inevitable de los proceso que cimentan nuestra actividad psíquica; todo acto psíquico comienza por ser inconsciente, y puede continuar siéndolo o progresar hasta la consciencia, desarrollándose según tropiece o no con una resistencia. La diferenciación de actividad preconsciente y actividad consciente no es primaria, sino que se establece después de haber entrado en juego la defensa.
Un producto psíquico característico del inconsciente son los sueños. Un caso típico de formación onírica puede ser descrito del modo siguiente: la actividad anímica diurna ha despertado una serie de pensamientos que han conservado algo de su eficacia, escapando así a la general anulación del interés que trae consigo el reposo y constituye la preparación espiritual del dormir. Esta serie de pensamientos consigue durante la noche ponerse en conexión con uno de los deseos inconscientes que desde la infancia del sujeto se hallan siempre presentes en su vida anímica, aunque por lo regular reprimidos y excluidos de la existencia consciente. Por medio de la energía que les presta éste apoyo inconsciente recobran su eficacia los pensamientos residuales de la actividad diurna y quedan capacitados para surgir en la conciencia bajo la forma de un sueño. Así, pues, han sucedido tres cosas: 1) Los pensamientos han experimentado una modificación, un disfraz y una deformación, que representan la participación de su aliado inconsciente. 2) Han conseguido ocupar la consciencia en una ocasión en la que la misma no debía haberles sido accesible. 3) Un fragmento de inconsciente ha logrado emerger en la conciencia, resultado que le hubiera sido imposible conseguir en toda otra circunstancia.
Al sistema que se nos meustra caracterizado por el hecho de ser inconsciente todos y cada uno de los procesos que lo constituyen, lo designamos con el nombre de “lo inconsciente”. Este es el tercero y más importante sentido que ha adquirido en el psicoanálisis la expresión “inconsciente”.

Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva, España, 1987, Cap LXV.

Educar para cooperar



EDUCAR PARA COOPERAR
Por Lic Moyano Agustín Danilo

“Todo el mundo puede realizar cualquier cosa que se proponga”

¿Qué es la escuela?
La finalidad de la escuela es formar hombres y mujeres que cooperen para que todos podamos cumplir con las mínimas exigencias de la sociedad. La educación que los hijos tienen en la familia debe ser completada con la educación escolar que está mucho más cerca de las exigencias de la nación y es más independiente de la crítica de los niños.

¿Cómo tratar a nuestros hijos?
Los hijos deben ser educados de manera democrática, esto quiere decir que se les debe mostrar cariño, se deben corregir sus malas conductas, no se les debe comparar con los otros hermanos sino que se debe fomentar la cooperación entre ellos.
Si esto se logra los hijos van a considerar a las demás personas como iguales que cooperan junto a él para formar una sociedad mejor.

¿Cómo educar a nuestros hijos?

Reglas básicas que fomentan la cooperación:
A)     Actuar, no predicar: Nuestros hijos suelen saber lo que deben hacer y lo que no deben hacer, por eso si los padres dan largas explicaciones para que el hijo entienda y si las repiten mucho lo único que logran es que el hijo se aburra y deje de escuchar. El adulto debe actuar, el hijo necesita que le presten atención pero hay que saber cuando hacerlo y cuando no. Hay que prestarle atención cuando se porta bien, y no prestarle atención cuando busca ser el centro de atracción. Cuando se porta mal hay que proponerle hacer una actividad que le interese y que sea socialmente útil.
B)      Dar ánimos: Hay que tener fe en que nuestros hijos pueden mejorar. No hay que premiar y elogiar los resultados sino valorar el esfuerzo realizado. Por ejemplo no hay que decir: “Estoy muy contento de que ordenaste tu habitación”, lo que los padres deben decirle es: “Creo que ahora estarás más contento porque encontrarás tus cosas mucho más fácilmente”.
C)      Evitar que desafíe a la autoridad: Dar una orden le da la posibilidad de decir que no. Lo que hay que hacer es colaborar amistosamente con nuestros hijos para que sean autónomos, porque si saben hacerse las cosas solos entonces no es necesario ordenarles que las hagan. Hay que pedirles lo justo, no sobrecargarlos ni sobreprotegerlos.
D)     Convivencia: La familia debe tener normas de convivencia que todos deben conocer y saber cuáles son las consecuencias si no se cumplen. Se recomienda que la familia se reúna para hablar sobre los problemas que van surgiendo, también para modificar o ajustar las normas.

Alfred Adler, La Psicología Individual y la escuela, Losada, Argentina, 1953.
Alfred Adler, La educación de los niños, Losada, Argentina, 1958.