EL
METODO PSICOANALITICO DE SIGMUND FREUD
Por
Lic. Moyano Agustín Danilo
“Quien ha
comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza”
Quinto Horacio
Flaco
Según Freud, los
contenidos capitales del psicoanálisis y los fundamentos de su teoría son: “la existencia
de procesos psíquicos inconscientes, el reconocimiento de la teoría de la
resistencia y de la represión, la valoración de la sexualidad y del complejo de
Edipo”.
Entre los 1880 y 1881
el doctor Josef Breuer de Viena trató un caso de histeria aplicando el
hipnotismo y comprobó que la paciente al comunicar los afectos e ideas que la
dominaban quedó liberada de los síntomas que la aquejaban. Sin embargo no
siguió profundizando en su nuevo descubrimiento hasta que, en su retorno a
Viena ,Sigmund Freud le insistió trabajar en conjunto sobre el tema. De las
investigaciones que hicieron (que culminaron en textos como Sobre el mecanismo
psíquico de los fenómenos histéricos, o Estudios sobre la histeria) se deducen
dos resultados importantes: a) que los síntomas histéricos poseen un sentido b)
el descubrimiento de tal sentido provoca la supresión de los síntomas. Se llamo
traumas psíquicos a las representaciones patógenas cargadas de un intenso
afecto, que en tiempos pretéritos, su contenido no fue descargado debido a ser
repugnante para las tendencias dominantes en aquel entonces, siendo así
reprimido y haciendo necesaria la hipótesis de la existencia de procesos
psíquicos inconscientes. El método terapéutico fue llamado catarsis ya que
consistía en la descarga del afecto reprimido a través de la hipnosis.
Los primeros resultados
eran alentadores pero Freud comenzó a notar ciertas desventajas en la hipnosis.
Sabía que la catarsis dependía de la sugestión, de la relación entre el
paciente y el médico, por lo tanto cuando tal relación se rompía emergían
nuevamente los síntomas. Otro obstáculo práctico consistía en que el número de
personas susceptibles de ser hipnotizadas era limitado. Por lo tanto se vio
llevado a introducir una modificación de la técnica que produjera en el paciente, como la hipnosis,
una ampliación de la capacidad de asociación. Freud se dio cuenta de que en los
pacientes emergían numerosas asociaciones pero que eran desviadas u omitidas de
la comunicación y hasta de la conciencia por ciertas objeciones que el sujeto
se hacía. Esto lo llevó a invitar al paciente a asociar libremente, a decir
todo lo que se le ocurriera sin crítica ni omisión alguna. Aunque al paciente
le fuera desagradable, insensato o impertinente comentar determinadas asociaciones,
debía hacerlo igualmente porque las ocurrencias que provocan las objeciones
tienen un gran valor para hallar lo reprimido. Esta será la regla fundamental
del método psicoanalítico, y como contrapartida el analista deberá acoger las
asociaciones del paciente con igual atención flotante, sin priorizar un
elemento sobre otro, prestando igual importancia a todas las asociaciones. Esta
técnica supera a la hipnosis en tres cosas: se podía tratar con ella a un
número mayor de pacientes, no había que relatarles ni sugerirles nada, y se
favorecía la relación humana entre paciente y médico.
Con el tiempo Freud se
dio cuenta de que las asociaciones del paciente solían aproximarse a un tema
determinado, con lo cual el analista debía deducir lo que el paciente se
ocultaba a sí mismo y comunicárselo. En esto consistía el arte interpretativo
del que Freud llegó a obtener resultados confiables, que se confirmaba por su
repetición en casos análogos. Esto puede observarse con mayor detalle en el
análisis de los sueños, vía regia hacia el inconsciente. La fuerza motriz que
produce los sueños es una tendencia inconsciente reprimida durante el día, con
la cual se enlazan los restos diurnos, y que se procura, con el materia de las
ideas latentes, el cumplimiento de un deseo. El sueño es un producto
transaccional resultado del conflicto entre una tendencia inconsciente
reprimida, que tiende a lograr satisfacción, y otra represora, perteneciente al
yo. Esta fuerza represora es la que impulsa la censura del sueño, responsable
de la deformación que convierte las ideas latentes en el sueño manifiesto. Al
aplicar el método de asociación libre al sueño manifiesto, se le pide al
paciente que asocie libremente sobre cada elemento del sueño, hasta que la
cadena de asociaciones es capturada por la fuerza de la unión causal
desembocando en un punto x, del cual salieron los elementos que deforman y
encubren la idea latente. El sueño se descompone en sus elementos hasta hallar,
vía asociación libre, la causa y el principio general. Este método es bien
llamado analítico-reductivo, porque reduce lo complejo a lo simple y lo
desconocido a lo conocido. En el caso Hans la neurosis y el material patógeno
es reducido a la relación infantil entre el niño y su padre. Por ejemplo el
terror a los caballos era en realidad miedo a su padre, éste miedo estaba
relacionado con una amenaza de castración por parte del padre, amenaza que
finalmente estaba relacionada con la masturbación estimulada por el amor
erótico a su madre, que le hacía tener sentimientos de ira y venganza hacia su
padre.
Como puede observarse
otra de las novedades surgidas al sustituir la hipnosis por la asociación libre
es la etiología sexual de las neurosis. El instinto sexual, cuya manifestación
dinámica es llamada por Freud “libido”, se compone al principio de instintos
parciales independientes entre sí. Estos instintos que tienden a la
satisfacción, quedan en el curso de su evolución cada vez mas sintetizados y
centrado. El primer estadio de la organización pre genital de la libido es el
oral, a continuación le sigue la organización anal, sintetizándose la mayoría
de los instintos parciales bajo la primacía de la última organización llamada
genital. La síntesis de las tendencias sexuales en el niño tiene como objeto la
madre, y una actitud de rivalidad y hostilidad contra el padre, constituyendo
así el complejo de Edipo que tiene suma importancia en la estructuración de la
vida erótica. Las partes aisladas de los instintos que permanecen detenidas en
estadios previos a la organización final producen fijaciones de la libido, que
presentan una determinada relación con la ulterior neurosis y disposiciones a
ulteriores transgresiones de las tendencias reprimidas.
La importancia de las
pulsiones sexuales en la producción del síntoma queda demostrada también en la
relación afectiva que se produce entre paciente y analista, llamada por Freud
transferencia. Ya en Estudios sobre la histeria Freud la define como la
relación entre analista y paciente a través de un enlace falso, y completa su
teoría al respecto en el epílogo del caso Dora, donde ya se encuentran las
ideas que completan su trabajo en 1912. Desde entonces, según Horacio
Etchegoyen, la transferencia “Se trata de un fenómeno general, universal y
espontaneo, que consiste en unir el pasado y el presente mediante un enlace
falso que superpone el objeto originario con el actual. Esta superposición del
pasado y del presente está vinculada a objetos y deseos pretéritos que no son
conscientes para el sujeto y que le dan a la conducta un sello irracional,
donde el afecto no aparece ajustado ni en calidad ni en cantidad a la situación
real, actual.” Por lo tanto se define a partir de tres parámetros: realidad y
fantasía, consciente e inconsciente, presente y pasado. “La vida emocional que
el paciente no puede recordar, concluye, es revivenciada en la trasferencia, y
allí es donde debe ser resuelta.”. El origen de la transferencia se encuentra
en ciertos modelos que todos tenemos y son resultantes de la disposición innata
y las experiencias de los primeros años. Puede ser positiva evocando amor o
negativa manifestando erotismo.
Hacia 1920 las premisas
fundamentales de la técnica psicoanalítica ya estaban escritas y, según Samuel
Limpton, Freud “dedico sus esfuerzos a
la expansión teorética, al refinamiento técnico y a la estabilización y
preservación de las premisas básicas contra las numerosas fuerzas que las
acechan.”
Bibliografía:
Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva,
España, 1987, Cap 6.
Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva,
España, 1987, Cap 22.
Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva,
España, 1987, Cap 23.
Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva,
España, 1987, Cap 24.
Sigmund Freud, Obras Completas, Biblioteca Nueva,
España, 1987, Cap 21.
Benjamin Colman, Técnicas psicoanalíticas, Troquel, argentina, 1972.
Horacio Etchegoyen, Los fundamentos de la técnica
psicoanalítica, Amorrortu, Argentina, 2009.
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