Mazzuca, Perversión: de la psychopathía sexuales a la
subjetividad perversa
Introducción
Tres usos del término perversión: 1) El concepto
psiquiátrico 2) El concepto Freudiano, que remite a la característica
estructural de la sexualidad humana 3) El concepto lacaneano de perversión como
categoría clínica.
Para Freud las perversiones son a las neurosis como el
positivo al negativo, son como en una fotografía el positivo y el negativo. Neurosis
y perversión son los mismo pero lo inverso, se afirma simultáneamente una
identidad y una oposición. Para Lacan del lado e la perversión hay búsqueda o
voluntad de goce, y del lado de la neurosis defensa contra el goce. En las
perversiones está presente la dimensión del inconciente, actúan sus mecanismos
y existe la represión también. También está dominado por la compulsión a la
repetición pero en lugar de oponerse a éste empuje intenta elaborarlo.
El discurso sadiano ha generado ciertas condiciones para que
pudiera existir el psicoanálisis, plantea que el placer puede entrar en
conflicto con el instinto de conservación, el placer no asegura la subsistencia
del aparato psíquico ni de la vida.
En los seminarios 4,5 y 6 Lacan intenta unificar el campo de
las perversiones a partir de la función fálica y ubica el fetichismo como
paradigma de las perversiones.
Más adelante, habiendo construido el objeto a, produce la
estructura perversa alrededor de éste objeto, la función de prototipo de las
perversiones es asumida por el masoquismo.
Establecimiento de las perversiones como categoría
clínica
La innovación Freudiana consistió en ampliar el concepto de
sexualidad. Lcan con lo “sexual” se refiere a la relación entre los sexos, a la
heterosexualidad.
Algunas formulas: a) La neurosis presenta una clínica de la
pregunta. En la psicosis aparece la respuesta antes que la pregunta. En el
perverso hay una clínica de la demostración. B) En el perverso como en la
neurosis el goce está perdido pero su posición subjetiva está orientada a
recuperar ese goce perdido y devolverlo al Otro. C) El sexo masculino es el sexo
débil respecto de la perversión. D) En la neurosis el fantasma cumple la
necesidad de sostener el deseo. En la perversión el fantasma permite hacer
aparecer que el sujeto aquí se hace instrumento del goce del Otro. E) El
neurótico no sabe, duda. En la psicosis es el Otro el que sabe. En el perverso,
él sabe, sabe de la castración del otro, de sus carencias, y sabe cuáles son
los objetos y los recursos necesarios para repararla, para colmarla.
Las perversiones transitorias Lacan las clasifica con éste nombre
porque constituyen un caso particular del concepto de acting.
La carencia en el cumplimiento de la función del segundo
tiempo determina una fijación en la identificación del primero y constituye el
principio de las perversiones, posición perversa como identificación con el
falo que colma una falta en el Otro. Se ha producido el registro de un Otro deseante,
la percatación de una carencia en el Otro.
Lacan presenta al perverso en relación con el acto. El
perverso sabe y lo demuestra, sabe que la relación sexual no existe y que debe
ser sustituida por otros recursos de producción de goce. El perverso tiene fe,
cree en la existencia del goce del Otro y en la posibilidad de recuperarlo
aunque en realidad no hay seguridad de que ese goce exista. El acto perverso es
una escenificación y su goce es fantasmático.
Su posición subjetiva no pone como en la neurosis obstáculo
al deseo del Otro sino que lo registra, se pone en contacto y lo manipula para
conducirlo a su cumplimiento. Por eso es “instrumento de” el deseo o goce del
otro. En la neurosis con el fantasma basta pero el perverso necesita la
presencia real del otro por medio del cual se cumple l relación con el Otro. Hay
un predominio de los objetos mirada (exhibicionismo) y voz (sadismo y masoquismo).
El otro se encuentra vaciado de goce, el objeto a queda por
fuera, el perverso es “instrumento del goce del Otro” porque se dedica a
devolverle el objeto a ese Otro. Solo se satisface cuando el otro ha sido
conmovido, no importa si es por rechazo porque el verdadero deseo y goce están
más allá del principio del placer. En el exhibicionismo eso tiene que ver con
una mirada que aparece en el lugar del otro como objeto a que colma la carencia
del Otro. El acto exhibicionista se pone en juego en un lugar público que es el
Otro. Lo que se muestra es nada, es lo percibido en lo desapercibido, tiene que
ver con algo que se abre y se cierra, una hendidura. El sujeto está
representado por la hendidura. En el voyeur la hendidura está en que espía
escondido a través de una rendija o cerradura. El objeto está representado en
que para el voyeur es como si el otro supiera que lo miraran.
El reverso de la escena exhibicionista es la escena primaria
donde el sujeto es quien resulta sorprendido por la relación entre sus padres.